Rendido estás
en esta noche febril.
Soy la luna planeando su salida
bordando tu piel con una estrella.
Dame segundos...
Y voy vistiendo y desvistiendo
tu hermosura de varón.
Y serán lazos mis brazos
capturando tú impenetrable fuerza.
Y soy perfume primitivo
que infesta y devora luz.
Y la existencia de tu corazón
será volcán regando tus costillas.
Y sediento
verte temblar.
Y el beso en la superficie de tus labios
será perdurable...
Y tu cuerpo huele al mío
para embriagarte.
Y los dedos rezan
en el altar de tu vientre.
Dame segundos...
para adorarte.
Y atar tu vacío
a mi nube de deseo.
Y al alba ver las estrellas
que ya no se sustentan.
Y el reloj
perder su cuerda,
en un cortejo de rosas desnudas.