Aún el miedo no la dejaba ver,
tañaba una oscuridad sin pretenderla,
buscaba luz y la hizo él.
Su gesto pausado, sus ojos abiertos
invitaban a entregarse,
su boca miel certera
sucumbió a sus encantos,
entregada, sintiose hembra.
Sus manos recorrieron sus senderos
oteada por su exquisita mirada,
por su respiración agitada
compartiendo aromas a canela en rama,
acompasados en el movimiento,
claudicaron en el gemido,
acurrucados sin aliento,
excitación compartida,
aferrados al deseo, entrega sin palabras
sin preveer el sentimiento,
ambos participe comenzaron a descubrirse.
"No hay nada mas bello que la imagen de aquel cuadro colgado de la vida..."