Diluida la mirada entre tus curvas de mujer
Sentía un extraño deseo de abrazarte con mis ojos
Creía reconocer tu piel madura y firme
Entre tus otoños grises y ruegos piadosos.
Salías de la iglesia de rogarle a dios
La cura pal, sufrir de amores que no fueron
Marcados en el pecho como piel de tambor
Los golpes que te dabas matado los recuerdos.
Ya no eres la misma lo sé por tu semblante
La fuente de belleza acabo por secarse
Como pasan los años y yo paso con ellos
Sufriendo a quemarropa el delito de amarte.
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